Mavericks vs Heat, segundas partes pueden ser mejores

(AFP) - Los Dallas Mavericks y Miami Heat intentarán desmentir el viejo dicho de que "nunca segundas parte fueron buenas", cuando arranque desde este martes una final por el título de la NBA en la temporada 2010-2011, de difícil pronóstico dada la paridad de fuerzas en ambos bandos.
Aunque ya se enfrentaron en la final de 2006, con el Heat llevándose su único trofeo de campeón hasta la fecha, el choque de esta ocasión tiene particularidades que le hacen diferente.
Para empezar, Dirk Nowitzki ya no está remando sólo en Dallas. Ahora tiene en su barca a veteranos de gran boga como Jason Kidd, Shawn Marion, Jason Terry y Peja Stojakovic, y jugadores de empuje como el revitalizado Tyson Chandler y el chispeante puertorriqueño José Juan Barea.
Nowitzki y Terry, y el controvertido dueño Mark Cuban, son los únicos que han sobrevivido a la debacle de 2006. Entonces, los Mavs arrancaron ganando los dos primeros partidos, y después fueron barridos en los cuatro siguientes.
De lado de Miami también ha cambiado el perfil del equipo, aunque no su espina dorsal.
El canastero Dwyane Wade, un año más experimentado, y más golpeado por los avatares de la cancha y los problemas de la vida, ya no tiene a su lado al gigante Shaquille O´Neal, que le ayudó a correr por el título en 2006.
Pero ahora cuenta con dos socios de gran envergadura, a los que persuadió que firmaran por menos dinero con tal de ganar un primer anillo de campeón: LeBron James y Chris Bosh.
Por ese sólo hecho Wade hubiera merecido ser el MVP del Heat. Pero el verdadero mago de volátiles palabras ha sido otro repitente, Pat Riley, el alquimista que transmutó los egos individuales de tres superestrellas en un gran ego colectivo.
Más allá de sus superestrellas, Dallas y Miami han sido los equipos más consistentes de todo el torneo, y por eso están en la final.
Como siempre, los Mavs tuvieron una buena ronda regular, pero esta vez exorcisaron los fantasmas de grandes derrumbes en los playoffs. Lo demostraron dejando por el camino a la final a Portland, los campeones Los Angeles Lakers y los peligrosos Oklahoma City Thunder.
El entrenador Rick Carlisle ha convertido a los Mavericks en una unidad tan dura como una roca. El equipo fue capaz de salvar una mediocre mitad de campaña, cuando se lesionó Nowitzki y su mejor reservista, Caron Butler, quedó fuera de la temporada por una lesión de rodilla.
El Heat tampoco tuvo un camino fácil en los playoffs, saliendo de Filadelfia Boston y Chicago Bulls, el equipo con mejor récord de la temporada regular.
Erik Spoelstra, técnico del Miami, no la tuvo fácil. En un momento estuvo a punto de perder el trabajo, cuando el Heat andaba a los trancos porque James, Wade y Bosh jugaban a ser estrellas fugaces y no astros asentados.
"Tuvimos que pasar por muchas adversidades", dijo Spoelstra. "Esa lucha que hemos pasado en marzo, cuando perdimos cinco partidos consecutivos, fue lo que nos ayudó".
"Por doloroso que fuera, tuvimos que pasar por ese fuego juntos para poder ganar la confianza de que podemos tener éxito ahora en la postemporada", recalcó.
La serie Heat-Mavs planteará también varios duelos personales que podrían inclinar la balanza entre ambos.
Nowitzki es la fuerza ofensiva de Dallas, con 28,4 puntos por juego, pero LeBron James es el jugador más completo de todo el campeonato. Marion tiene un reto grande ante Bosh, y Wade intentará pasar por encima de la telaraña de Jason Kidd.
Más allá de estos mano a mano, la diferencia en la serie la podrían hacer dos factores tangibles a favor de Dallas: su mayor profundidad en la posición de armador (Kidd con el refuerzo de lujo de Barea ante un lento Mike Bibby), y la fortaleza en la banca de los Mavs.
"Me gusta el equipo", dijo Nowitzki. "Creo que tenemos más profundidad que en 2006, y podemos jugar todo tipo de estilos. Por lo tanto, vamos a ver qué pasa", vaticinó Nowitzki.


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